La importancia de la inclusión de las variables sociales en las estadísticas del cáncer.



1 de cada 4 muertes en EEUU resulta atribuible al cáncer correspondiente con 1500 muertes diarias

El informe anual de American Cancer Society recientemente publicado, estimó un total de 1.596.670 nuevos casos de cáncer y 571.950 muertes debidas a esta enfermedad en los EEUU durante el curso de 2011. Estas proyecciones se construyen con datos aportados por National Cancer Institute, Center for Disease Control and Prevention, North American Association of Central Cancer Registries y National Center for Health Statistics sobre el periodo comprendido desde 1995 a 2007 para el cálculo de la incidencia y desde 1969 a 2007 para estimar la mortalidad. Las estadísticas indican que actualmente, 1 de cada 4 muertes en EEUU resulta atribuible al cáncer correspondiente con 1500 muertes diarias, lo cual posiciona al cáncer como una de las problemáticas más importantes para la salud pública. Conforme los datos recabados por las instituciones oficiales, la mortalidad global por cáncer ha disminuido 1.9 % y 1.5 % anualmente desde 2001 hasta 2007 entre hombres y mujeres respectivamente. Las tasas de mortalidad estimadas para 2011 en hombres y mujeres involucrarán fundamentalmente al cáncer broncopulmonar como primer causa de muerte, seguido del cáncer de próstata y mama para cada grupo y el cáncer colorectal en tercer lugar. Resulta destacable que por primera vez, se registra una disminución de la mortalidad por cáncer broncopulmonar en el segmento de mujeres después de pasada una década del descenso en el mismo ítem para la población de hombres.

Entre los hombres, los tipos de cáncer más frecuentes estimados para 2011 son el de próstata seguido del cáncer broncopulmonar y el colorectal en tercer lugar que en conjunto sumarán el 52 % de todos los casos diagnosticados. Las tendencias indican que después de un descenso sostenido (1.1%) en la incidencia global del cáncer entre 2000 y 2007, los hombres registraron un leve repunte en el transcurso de los últimos 3 años, a expensas del incremento en el cáncer de próstata al que se le atribuye el 29 % de la incidencia total. Por su parte, se espera que el cáncer de mama, broncopulmonar y colorectal constituyan las localizaciones más frecuentes en la población de mujeres, con una incidencia conjunta del 53 % de todos los casos que se reporten en el transcurso de 2011. Entre 1998 y 2007, la incidencia global de cáncer en las mujeres ha registrado una disminución sostenida del 0.5 % para las localizaciones de mama y colorectal, no obstante, la incidencia del cáncer broncopulmonar continua aumentando discretamente.

El análisis de American Cancer Society informó que la incidencia de cáncer y la mortalidad por cáncer varían significativamente según las características raciales. En términos generales, en el segmento de hombres afroamericanos se registró una incidencia 14 % mayor para todos los tipos de cáncer y una mortalidad 33 % mayor que el grupo de hombres blancos. Para las mujeres, mientras que la tasa de incidencia resultó 6 % menor que la calculada para mujeres blancas, la mortalidad por cáncer registrada fue 17 % mayor. Con excepción de las tasas de incidencia para cáncer de mama, las tasas de incidencia y mortalidad del cáncer de pulmón entre las mujeres de ambos grupos étnicos y la mortalidad estimada para el cáncer de riñón entre hombres y mujeres, que resultaron similares, para todas las restantes localizaciones tumorales, las tasas de incidencia y mortalidad fueron sensiblemente superiores entre los pacientes afroamericanos de ambos sexos. Entre los pacientes latinos, la incidencia y la mortalidad resultaron significativamente menores para los 4 tipos de cáncer más frecuentes y para todos los tipos de cáncer combinados. Dentro de esta minoría, la mortalidad estuvo relacionada con el desarrollo concurrente de infecciones más que con la progresión de la enfermedad de base, en especial, en las patologías cervicouterinas. Este dato refleja las limitaciones del acceso a cuidados de salud básicos que afectan a las poblaciones más desfavorecidas.

La inclusión de variables socioeconómicas en combinación con la susceptibilidad genética y la exposición al riesgo permite explicar en parte, estas diferencias en los parámetros considerados en los subgrupos poblacionales. Para la valoración estadística, se considera que el nivel educativo de una población es un índice del nivel socioeconómico con profundas implicancias en el acceso a las prestaciones de salud. En un análisis estratificado, se pudo establecer que durante 2007, el segmento con nivel educativo más bajo de la población registró una mortalidad asociada a cáncer 2.6 veces superior que el estrato social más alto. En particular, las diferencias educativas profundizaron la disparidad en la tasa de mortalidad asociada a cáncer de pulmón en hombres que resultó 5 veces superior entre los pacientes de condición más desfavorecida. El 31 % del total de hombres de este segmento poblacional con menos de 12 años de educación formal, se reportaron como fumadores frecuentes, en tanto las estimaciones alcanzaron a tan solo 5 % del estrato con educacional universitaria. Al igual que las tasas de incidencia y mortalidad, las estimaciones sobre la sobrevida también reflejan las grandes diferencias socioeconómicas y educativas de la población. Comparados con la población de raza blanca, los afroamericanos, tanto hombres como mujeres, registran una menor sobrevida relativa a cinco años para cada localización específica y cada estadio diagnóstico.

Las diferencias en las tasas reportadas para los distintos grupos poblacionales, son el resultado de una combinación de factores donde las diferencias en el estrato social parecen jugar un rol preponderante en el acceso a las prestaciones de salud. Por ejemplo, el uso extendido de métodos de tamizaje de alto costo en la población de raza blanca, como las mamografías y colonoscopías, garantiza el diagnóstico oportuno que conjuntamente con la implementación del tratamiento, determina un mejor desenlace para los pacientes socialmente mejor posicionados. Por el contrario, las minorías raciales que tienen menos chances de ser diagnosticadas en un estadio inicial de la enfermedad con un compromiso local, reportan un pronóstico sombrío con una estimación de sobrevida significativamente menor. En consecuencia, la eliminación de estas diferencias socioeconómicas y educacionales, podrían evitar un gran porcentaje del total de muertes por cáncer que según este análisis, hubiera alcanzado al 37 % de las muertes reportadas durante 2007.

Este análisis recalcó la importancia de las políticas de eliminación de las disparidades socioeconómicas en las tasas de muerte por cáncer, insistiendo en el impacto que tiene la intervención sobre los casos de muertes prematuras potencialmente evitables, en particular, en el segmento poblacional comprendido entre 25 y 64 años. Aunque el análisis no se extendió sobre la naturaleza de dichas políticas, resulta evidente que la prioridad estatal de garantizar el acceso a la salud para todos los habitantes independientemente de su condición racial o económica resulta el mayor desafío para las futuras administraciones.

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