La detección de carcinoma ovárico no evita muertes .



La detección sistemática de carcinoma ovárico no parece reducir la mortalidad por la enfermedad; además, las pruebas de detección positivas falsas pueden causar complicaciones innecesarias, según los nuevos hallazgos del estudio de Detección de Cáncer de Próstata, Pulmón, Colorrectal y Ovárico (PLCO).

La Dra. Saundra S. Buys, del Huntsman Cancer Institute, University of Utah Health Sciences Center, Salt Lake City, y sus colaboradores del equipo del proyecto PLCO comunicaron sus hallazgos recientemente en JAMA.

Según los investigadores, los síntomas de carcinoma ovárico en general son inespecíficos, lo que significa que el carcinoma de ovario no se suele diagnosticar hasta una etapa avanzada, cuando ya conlleva una supervivencia a cinco años de casi 30%. Por consiguiente, la detección de carcinoma ovárico en una etapa tiene el potencial de mejorar el pronóstico, sobre todo porque cuando está circunscrito solamente a los ovarios tiene una tasa de supervivencia cinco años más alta de 92%.

En el estudio actual, los investigadores asignaron de manea aleatoria a 78.216 mujeres de 55 a 74 años de edad para someterse a detección anual o tratamiento habitual en 10 centros de detección sistemática en Estados Unidos entre noviembre de 1993 y julio de 2001.

Las pacientes del grupo sujeto a detección fueron sometidas a detección anual mediante la determinación de CA-125 durante seis años y ecografía transvaginal durante cuatro años. Las pacientes del grupo de control recibieron atención médica habitual pero sin detección de carcinoma ovárico. En todas las participantes se efectuó seguimiento para diagnóstico de cáncer durante 11 a 13 años.

De las participantes, 212 mujeres del grupo de detección presentaron carcinoma ovárico (5,7/10.000 años-persona) y 176 mujeres (4,7/10.000 años-persona) presentaron carcinoma de ovario en el grupo de control, lo cual no fue significativamente diferente.

La detección sistemática no tuvo ninguna ventaja en la reducción de la mortalidad. En el grupo con detección se presentaron 118 fallecimientos como resultado del carcinoma ovárico (3,1/10.000 años-persona) en el grupo con la intervención y 100 muertes (2,6/10.000 años-persona) en el grupo con el tratamiento habitual (riesgo relativo para la mortalidad: 1,18; intervalo de confianza del 95%: 0,82 a 1,71).

Las muertes por otras causas, con exclusión de carcinoma ovárico, colorrectal y pulmonar, fueron equivalentes entre los dos grupos.

Además, la detección sistemática dio por resultado una gran proporción de complicaciones después de procedimientos quirúrgicos. De 3.285 mujeres con resultados positivos falsos, 1.080 fueron objeto de seguimiento quirúrgico y de ellas 163 presentaron por lo menos una complicación importante (15%), ascendiendo a 222 el total de complicaciones importantes diferentes, lo cual se reflejó en una tasa de 20,6 complicaciones por 100 intervenciones quirúrgicas.

Las mujeres del grupo con la intervención también tuvieron más frecuencia de ovariectomía que las mujeres del grupo con el tratamiento habitual. Utilizando los datos de 22.955 y 22.542 mujeres que respondieron al cuestionario complementario de los grupos con la intervención y de control, respectivamente, 1.771 mujeres del grupo con la intervención (7,7%) se sometieron a ovariectomía en comparación con 1.304 (5,8%) del grupo de control.

El Dr. Buys y sus colaboradores terminan diciendo: «La detección sistemática anual de carcinoma ovárico, según se llevó a cabo en el estudio PLCO con determinación de CA-125 y ecografía transvaginal simultáneas, no reduce la mortalidad específica de la enfermedad en mujeres con riesgo promedio de carcinoma ovárico pero aumenta los procedimientos médicos invasivos y los daños relacionados».

Según los investigadores, es posible que si se utilizaran en forma diferente, la determinación de CA-125 y la ecografía transvaginal tienen la potencialidad de ser útiles. Por ejemplo, el valorar los cambios de las concentraciones del CA-125 en el curso del tiempo, en vez de utilizar un solo valor de CA-125 como fue el caso en este estudio, puede permitir la detección de neoplasias malignas en una etapa más temprana, cuando es posible su curación, señalan los autores.

Sin embargo, por el momento no hay datos provenientes de otros estudios clínicos que apoyen este enfoque. Los autores añaden que «incluso un programa optimizado de detección sistemática anual puede ser insuficiente para detectar neoplasias malignas en una etapa tan temprana que se pueda reducir la mortalidad».

El estudio fue financiado por The National Cancer Institute y el Intramural Research Program of the Division of Cancer Epidemiology and Genetics del National Cancer Institute, National Institutes of Health. Un autor del estudio declaró una relación económica con Human Genome Science Inc. Los demás autores han declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.

Referencias:

JAMA. 2011;305:2295-2303.

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